ESPAÑA.- España cambió las críticas por elogios e hizo estallar a sus aficionados en un abrir y cerrar de ojos. A dos minutos del final, Álvaro Morata anotó el único gol del triunfo de 0-1 sobre Portugal, calificando a su escuadra al Final Four de la UEFA Nations League.
Hasta el minuto 87 del partido todo eran críticas. Y algunas con fundamento porque jugar lo que se dice jugar, poco. Divertir, menos, pero si algo tiene esta selección es que a ganas no le derrota nadie y como dijo su entrenador, miedo, no tiene nunca. Las dudas con las que iba llegar hasta Qatar desaparecieron de un plumazo. Un robo de Carvajal, un pase atrás de Nico Williams y el remate de Morata, han sido los artífices de una metamorfosis sin igual, La noche y el día. Es lo que tiene ganar, que de eso se trata el fútbol.
La fase final de la Liga de las Naciones espera. Países Bajos, Italia y Croacia serán las rivales en una competición que parecía perdida, pero que la fe de la selección vuelve a ponerla en la ruta de la España de Luis Enrique ese seleccionador con una idea clara de lo que quiere, pero que no siempre es comprendido. Sus jugadores, sí y de eso se trata.
Revuelo hora y media hora antes del inicio del partido. Una vez más la alineación que ponía en liza Luis Enrique causaba polémica antes de empezar. Unos por Guillamón de central, otros por la presencia de Ferran Torres, Koke… la verdad es que no era novedad. Ni el margen de la duda. España necesitaba ganar a Portugal y muchos pensaron que con ese once era poco menos que imposible.
El caso es que durante los primeros diez minutos, España parecía dominar e incluso Sarabia tuvo una ocasión, pero al acomodársela a la izquierda la defensa portuguesa le cerró la puerta de Diogo Costa, portero que, por cierto, vivió una de las primeras partes más placenteras de su vida.
Portugal, por aquello de la presencia de Cristiano Ronaldo, no podía presionar como los suizos. Esperaba a los españoles. Y a eso se dedicaron durante 25 minutos, justo lo que tardaron en aburrirse de ver como los de Luis Enrique tocaban y tocaban sin profundidad alguna. Los de Santos decidieron dar un paso adelante y poner en apuros los capitaneados por el rojiblanco Koke.
España seguía a lo suyo y como no era capaz de crear peligro en la portería de Portugal, pasó a hacerlo en la suya. Unai Simón, que salvó dos goles todo hay que decirlo con un par de paradas y una buena salida, dudó más de la cuenta en eso que parece dominar como es el balón en los pies y en alguna salida por alto con todo a favor.
CR7, sin chispa
Sin hacer nada del otro mundo, Portugal llegó hasta cuatro veces con peligro y España, la que necesitaba ni se asomó por el área loca. Koke, Soler y Rodri no dieron la talla a la hora de crear y como no hay porterías en los laterales del campo, pues eso, sin generar ocasión alguna hasta el descanso. Gayá tiró cinco o seis desmarques, sin respuesta alguna de sus comañeros.
Un par de carreras de Diogo Jota, otra de Bruno Fernandes bastaron a los de un lento Cristiano Ronaldo (jamás pensé escribir esto), para transmitir sensación de peligro, lo que no hizo España hasta muy avanzada la segunda parte.
La necesidad obligó a meter algo más de intensidad. Primero Busquets, después Yeremi Pino, Gavi y Pedri, pero fue Nico Williams el que logró meter esa marcha más al fútbol de España. Entendió perfectamente lo que necesitaba, que no era otra cosa que desborde, atrevimiento y descaro. Y de eso sabe bastante.
La insistencia de todos, pero en especial la de Carvajal en un balón que parecía sin peligro alguno tuvo su recompensa. Balón al segundo palo y por ahí apareció el del Athletic para poner en bandeja el balón a un Morata que se partió la cara durante todo el partido y al final pudo recoger el fruto, el del pase a la fase final pero sobre todo el de la tranquilidad hasta la llegada a Qatar.
Con información de Marca