El contundente triunfo del Benfica ante el Maccabi Haifa (1-6) le clasifica como primero por la diferencia de goles a favor en campo rival
FRANCIA.- La vida es cruel con el PSG, al menos en lo que se refiere a Europa. Aunque firmó un sufrido triunfo a domicilio ante la Juve (1-2) después de mucha angustia, el contundente resultado del Benfica en la cancha del Maccabi Haifa (1-6) dejó todo igualado en la clasificación. Sin embargo, el criterio de desempate favoreció al equipo lisboeta, que marcó más goles fuera de Da Luz que el PSG lejos del Parque de los Príncipes. Sin duda, le ha mirado un tuerto.
Más apurado que de costumbre, revivió el infierno de tantas otras noches cuando suena el himno de la Champions. Aunque Mbappé dejó otra exhibición para el recuerdo, con un fabuloso tanto en el primer tiempo y una asistencia a Nuno Mendes que ofreció al PSG una falsa sensación de calma, al travieso Benfica le dio por hacer saltar todo por los aires con un sexto gol en el descuento que manda al campeón galo a un mar lleno de tiburones.
Al PSG hay que aprender a tratarle siempre en condicional y no dar nada por supuesto. Lo que hoy es blanco, mañana puede ser negro. La noche que necesitaba la respuesta más coral encontró un atajo con Mbappé. Cuando quiere el francés es un futbolista sublime. De la nada, se quitó de en medio a Gatti, quebró a Locatelli y remató con rigor quirúrgico desde la frontal a la base del palo: 0-1. El PSG tiene estas cosas, aunque no sea redondo.
Las sensaciones, sin embargo, fueron de las peores de la temporada. En un escenario imponente como el de la Juve, el equipo se arrugó. Su rival, pese a llegar en horas bajas y con muchas ausencias, recuperó la autoestima en un primer tiempo en el que estuvo enérgico, comprometido y mejor que el PSG. Entre tanto, Christophe Galtier lamentó la lesión de Fabián Ruiz, que se marchó con molestias musculares en el mejor momento desde que llegó al club.
El triunfo suele esconder las miserias. El PSG, destartalado en el repliegue, perdió varios balones en zonas de riesgo. A pesar de que a la Juve le faltó ser algo más pulcra, antes del descanso Bonucci empujó a puerta una asistencia de cabeza de Cuadrado. Fue el castigo merecido para el cuadro francés, sostenida hasta entonces por una genialidad de Mbappé y poco más. Y la Champions ya le ha dado suficientes disgustos históricamente al PSG.
El ritmo que puso la Juve fue insostenible en el segundo tiempo. Se le empezó a vaciar el tanque en un partido que fue por momentos un caos táctico, con huecos en un lado y en el otro. Christophe Galtier ganó en el desorden. Sustituyó a Carlos Soler por Ekitike y a Juan Bernat por Nuno Mendes. Al minuto, el ex del Oporto aprovechó un pase sensacional de Mbappé para colarse en el interior del área y sacarse un remate cruzado: 1-2.
A quince minutos para el final ingresó Chiesa, que no jugaba desde enero. Fue una de las mejores noticias para una Juve que empató, aunque el gol de Locatelli fue anulado por fuera de juego. Pero una vez más la suerte no se puso de lado del PSG, que pese a aguantar el resultado vio cómo el Benfica, en un ejercicio de heroicidad, fue marcando goles ante el Maccabi Haifa hasta ganarle el pulso por el primer puesto. Con toda la crudeza del mundo, el cuadro de Christophe Galtier volverá a afrontar el sorteo de la Champions a la espera de que le toque uno de los grandes de Europa casi con toda probabilidad.
